jueves, 18 de enero de 2007

La ciudad de todos los peruanos (I)

Testimonio de quien quiere entender qué significa ser limeño
Juan Manuel Sosa
Coordinador del Núcleo Lima de Constructores Perú

I.
Ser-o-no-ser
Siempre decía que no sentía ningún vinculo profundo con Lima, ciudad que me vio nacer y que me ve crecer. Muchas veces he confesado sentir envidia por quienes sí tienen un sitio a donde llegar fuera de aquí, una historia, una tradición, recuerdos de niños en el campo, en los ríos o en las dunas. Viajes con sus amigos, ya de jóvenes, llegando a la casa de la familia, con esa hospitalidad tan peruana y muchas veces tan poco limeña. También pienso, con algún celo, en aquellos que van a casarse a su tierra, de acuerdo con sus costumbres, para luego volver a Lima. ¿Qué le contaré a mis hijos sobre el cemento, los parques disforzados y las calles enrejadas? ¿Qué contarán los demás? ¿Sobre el fútbol, los conciertos, sus aventuras nocturnas, las cabinas de internet?

Con excepciones, no disfruto mucho de las tradiciones de Lima criolla. El puente de los suspiros no me genera ningún suspiro (es más, creo que no me genera nada), pero sí disfruto de la arquitectura colonial (¿está bonito el centro de Lima de noche, no?) Sin embargo, siento que nada de ello forma parte de mi identidad. No me siento “limeño”, no sé bien que significa serlo, menos aun qué es Lima finalmente.
Solo recién, a propósito de que el CEN anterior colocara el tema identidad en la agenda de Constructores Perú, me animé a darme una oportunidad para reencontrame con mi ciudad. Aquí, en Lima, son muy vigentes las tesis políticas propuestas y aprobadas en último EN, precisamente porque Lima reproduce el proceso de mestizaje cultural de nuestro país: así, es claro solo a través de la extensión de una ciudadanía real podremos formar parte de una misma comunidad política, una polis, una ciudad de veras.

Pero una limitación de esta tesis es que, encontrada la ciudadanía como lugar común, todavía no hemos resuelto bien el asunto de la identidad cultural. Hemos armonizado las diversas identidades a partir de un mínimum ciudadano y de un proyecto político inclusivo (lo cholo en una república de ciudadanos); pero no siento que comparta una identidad cultural (auténticamente chola) desde Lima, por más que sea claro que Lima es esencialmente chola y que hasta puedo vislumbrar aquí algunos peruanos modernos paradigmáticos, al que nos hemos referido en las tesis.

Es decir, me queda claro que soy cholo, pero no qué significa serlo. Exijo una identidad.

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